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ÉRASE UNA VEZ

Mucho más que cuentos

“Érase una vez”. Las palabras mágicas que invitan a prestar atención y dejarse atrapar por las historias de los cuentos y el arte de contar cuentos. ¡Cuántas veces hemos escuchado esta frase y nos ha vinculado a un momento pasado bonito, agradable, con un sabor placentero y emotivo! La infancia está rodeada de historias, porque éstas nos acompañan desde siempre.

Beatriz San Juan, argumenta de forma magistral el vínculo implícito en la Literatura cuando nos dice:

“Nuestra voz es el camino que cuenta el mundo a nuestros hijos, pero ¿cuándo y cómo emprenden ellos este desciframiento? Antes de nacer, en el seno materno, el latido prepara al bebé para la poesía y el canto. Después, entre nuestros brazos, como parte sustancial del mensaje de bienvenida, recibirá el legado de la lengua materna. La “voz literaria” se abrirá camino dentro de un contexto de gratuidad y no de beneficio.”

Seguro que en el seno familiar recordamos a alguna abuela que rememoraba los cuentos de “María Castañas” y posteriormente en el colegio escuchamos algún cuento, aunque bien viniese recomendado por la editorial de turno. En el caso de que, misteriosamente, hubiéramos pasado la etapa de Primaria sin hallazgos literarios llegando a la Educación Secundaria sin conocer las aventuras que guarda la Literatura Infantil y Juvenil, probablemente en la esperada y apasionante adolescencia, vivimos rodeados de historias, bien porque nos las contaban o bien, porque nosotros mismos las elaborábamos con una agudeza tan precisa que ni el propio Bevilacqua, de Lorenzo Silva, nos vería como sospechosos. Y ya en la vida adulta, a veces resulta complejo discernir qué parte comprende a la vida real y cuál a la ficción, porque existen verdaderas historias que suponen una auténtica novela.

Pero esto no ocurre porque sí, esto tiene una base científica, ya que las personas estamos hechas de necesidades vitales, emociones e historias. En la gran mayoría de las ocasiones, las historias son capaces de acallar a las otras dos. ¿Acaso no recurrimos a contar una historia cuando nos preguntan  por algo que desconocemos, o añadimos emoción a algún comentario adornándolo con diversos relatos que bien podrían estar sacados de alguna novela de Dan Brown?

Y en el aula, cuando algo no va como esperamos o tenemos que dar explicación sobre algún suceso que se escapa a nuestro control, es el momento en el que damos rienda suelta a nuestra imaginación para resolver esa situación de la mejor manera posible. Por ejemplo, hace unos meses, un papá que iba a contar un cuento en clase, no pudo hacerlo porque le cambiaron el turno en el trabajo, y claro, a la maestra le correspondía disculpar su ausencia y como iba a contar un cuento de un tiburón, les conté que el tiburón que iba a traer se había escapado y ese padre andaba buscándolo por todo el océano.

Y es que las historias pueden actuar como facilitadoras de experiencias, fomentando la curiosidad en los más pequeños y haciéndoles proyectar las incertidumbres que surjan conforme escuchen la narración. Dado que los relatos tienen el poder de emocionar y hacer sentir, es mucho más emocionante encontrar un cuento que emocione que buscar un cuento “de” emociones, porque tan solo con leerlo ya se incentiva esa emoción que queremos resaltar para poder validarla y desgranarla.

Bisquerra, en este sentido, nos comenta que: “Es interesante comparar el tratamiento de las emociones en la literatura de ficción respecto de los textos científicos de carácter psicológico. En estos últimos, el énfasis ha estado más en las emociones negativas o disfóricas (ansiedad, depresión, miedo, etc.), mientras en los primeros son las emociones positivas o eufóricas las que predominan. En un análisis de contenido de numerosas novelas, poemas y otros textos literarios se observó que virtualmente las tres cuartas partes de las referencias literarias a las emociones eran placenteras.”

Además, los cuentos entendidos como relatos cortos tienen como función primordial hacer disfrutar a los oyentes. Nos otorgan la etimología del relato como un texto de la raíz textil, de tejer, de abordar las palabras como puntos de costura que entretejen una historia que solo tiene el privilegio de disfrutar el que lee o escucha. El hecho de contar, puede entenderse también como un regalo.

Un regalo mutuo y directo entre hablante y oyente, que viene envuelto en un ambiente mágico; un presente, que hace caer en la cuenta del momento vigente, del tiempo de calidad que se invierte, de la sinergia que produce cuando se disfruta y es disfrutado.

En cuanto a esto, Francisco Mora, nos habla de la singularidad al escribir, leer y/o contar: “Cada ser humano crea tanto en lo sensorial, en lo que ve, en lo que toca, en lo que oye, en lo que gusta o en lo que olfatea, un mundo que no es repetido jamás por ningún otro ser humano. Lo mismo ocurre con las palabras escritas. Lo que ha escrito el escritor tiene un sentido que es renovado y evocado de nuevo de manera diferente, universal y única por el propio lector. Esa es la magia de la lectura.”

El arte de contar cuentos o historias es algo particular, eso está claro, dependiendo en gran medida de la maestría y las ganas del docente, pero, la lectura como habilidad enseñada es universal y la escritura siempre será, el vestigio más bello, del paso del ser humano por la tierra.

Me gustaría recalcar la importancia de la Literatura a lo largo de nuestra vida y como punto de vínculo con la infancia. En un mundo donde lo artificial parece que supera a lo real y la tecnología se hace dueña de casi todo, es momento de parar y sentir, como solo puede hacerse a través de la lectura en voz alta, sin importar la edad. 

Y para concluir, quisiera hacer una invitación especial a las familias para que disfruten del “arte de contar cuentos” conectando de forma emocional y cognitiva con sus hijos e hijas como solo lo permiten las historias, porque a través de ellas nos conocen y desarrollarán el amor por la Literatura.

Autoría: Ana Bericua Gordillo. Maestra de la Escuela Infantil La Algaida (Puerto Real). Psicopedagoga, Cuentacuentos, Editora e Ilustradora. ✍🏼🎨Autora de “La Mascarilla” y “CUANDO ERES PAPÁ…”
@la_mascarilla_cuento

Documento original del artículo.

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Artículo sobre EXPOINNOVA 24

ANA BERICUA GORDILLO
Gracias, Ana, por tu trabajo en infantil y la colaboración con la formación del profesorado.